Mario Benedetti, Vaivén - Despites y franqueszas
Artista
"Un estruendo de intensidades desordenadas,distraida del mundo, encerrada entre las paredes invencibles del amor, la eternidad de la promesas me castiga con un latigo incesante.El camino no termina nunca la carrera es infinita como el laberinto del dolor. Borraré con el dolor cada una de las palabras dichas en voz baja.Si te mueres, si vives, si te levantas, seré el color de la rosa de tu sueño. Trazaré otro firmamento."
6 de agosto de 2013
Ya lo ves, has repetido que no es repetición. Y eso quiere decir algo. Digamos que es y no es. Todo es verdad. A mí, por ejemplo, me gusta repetir el amor, aunque reconozco que cada fase tiene un final distinto, una bisagra original que la une con la fase que vendrá. La repetición está en el comienzo y es como un eco, un recordatorio de la piel. A mí siempre me enternece recordar tu piel, pero sobre todo que tu piel me recuerde tu piel. No tengas miedo, en el amor (al menos en mi amor) la repetición no se vuelve rutina. El acto mecánico, físico, puede (o no) ser igual o semejante, pero tu cuerpo y mi cuerpo nunca son los mismos. El sexo que hoy vas a ofrecerme no es el mismo del sábado pasado ni será, estoy segura, el del próximo martes, y el surco mío que le reciba tampoco es ni será el mismo. El amor es y no es repetición.»
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
António Machado
Gonçalo
lindas palabras! gracias
Publicar un comentario