Enamorarme era difícil, yo no quería su cuerpo porque amaba su alma. Ese envase, se metía entre nosotros y nos negaba ese amor tan puro que llevaba.
Amar no era sencillo, despegarse de todo lo emocional que transmitía, y sutilmente me dejaba llevar, aunque me aferraba en no ceder, caía en la adicción de sus ojos, aquellos globos oculares que no me decían nada, pero quien me entiende...si siempre me gusto formar castillos de naipes y dibujar tempestades.
Hoy me siento presa, de cada huella que pudo haber dejado su identidad, y yo sedienta de la verdad voy buscando cada falacia escondida en una foto desdibujada. Entre palabras idiotas, y rostros quemados sin narices, que por un par de halagos venden su alma al mejor buitre.
Quiero huir del desierto en el que vivo, quiero no necesitar de nadie más que de mi propia sombra, vencer mis heridas narcisistas, y volar como una vez lo hice, pequeña y solitaria, golondrina del sur.